Hay cientos de bocetos en diversos lugares de mi recámara. En bolsas, folders, en un mueble de cartón con cuatro cajones atascados de dibujitos. En fin, piensen en un titipuchal y llévenlo al siguiente nivel. Encontré sin embargo uno más de ángeles. Este es un boceto (bastante malhecho) de hace unos años. Al perecer el cabello es fuego, y por el rostro bien podríamos pensar que es un ángel caído. La verdad: Quién sabe.
Tienen toda la libertad del mundo de interpretarlo como gusten. A mí no me gusta mucho que digamos.
Tienen toda la libertad del mundo de interpretarlo como gusten. A mí no me gusta mucho que digamos.
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